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CUARTO CAPÍTULO 

DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS 
  • 1. Llámese urbanidad al conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia a nuestras acciones y palabras, y para manifestar a los demás a benevolencia, atención y respeto que les son debidos.

 

  • 2. La urbanidad es un resultado de los deberes morales, y como tal, sus prescripciones tienden todas a la conservación del orden y de la buena armonía que debe predominar entre los hombres. estrechado lazos que los unen, por medio de impresiones agradables que produzcan los unos sobre los otros.

 

  • 3. Las reglas de la urbanidad no se encuentran en los códigos de las naciones; y sin embargo, no podría conservarse ninguna sociedad en que estas reglas fuesen absolutamente desconocidas.Ellas nos enseñan a ser, metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes sociales,  a dirigir nuestra conducta de manera que a nadie causemos mortificación o disgusto; a tolerar los caprichos y debilidades de los hombres; a ser atentos, afables y complacientes, sacrificando, cada vez que sea necesario y posible, nuestros gustos y comodidades; a tener limpieza y compostura en nuestras personas, para fomentar nuestra propia estimación y merecer la de los demás; y a adquirir, en suma, aquel tacto fino y delicado que nos hace capaces de apreciar en sociedad todas las circunstancias y proceder con arreglo a lo que cada una exige.

 

  • 4. Es claro, pues, que sin la observancia de estas reglas, más o menos perfectas, según el grado de civilización de cada país, los hombres no podrían inspirarse ninguna especie de amor ni estimación; no habría medio de cultivar la sociabilidad, que es el principio de la conservación y progreso de los pueblos; y la existencia de toda sociedad bien ordenada vendría por consiguiente a ser de todo punto imposible.

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